lunes, 12 de febrero de 2007




En el siglo XIV, ya se recorría las calles de Zaragoza, por disposición Real en el Viernes Santo, una corta procesión a la cual se incorporaba el Santo Entierro, que hacía su salida desde el Convento de San Francisco. También se conoce que en 1565 la Sangre de Cristo organizaba un cortejo procesional del Entierro del Señor, de la que no se conocen datos concretos sobre su conocimiento.




Fue en el año 1645 cuando la Hermandad de la Sangre de Cristo redactó un acta notarial, concretando y especificando el derecho de asistir y participar en la procesión del Santo Entierro que salía del Convento de San Francisco.




Según un inventario de la Hermandad de la Sangre de Cristo realizado en el año 1648 la Hermandad contaba con las Imágenes de la Virgen, San Juan, Santa María Magdalena, Ecce-Homo, una cama dorada del Señor, las insignias de San Pedro y Nuestro Señor en la Columna, más estandartes y banderas donados a la Hermandad.




Existen referencias concretas de desfiles procesionales del Santo Entierro desde 1666 hasta la actualidad que describen como se ha ido transformando el indescriptible y hermoso Vía Crucis esculturado, que sorprende gratamente al visitante y enorgullece al zaragozano.




No se puede omitir la labor desempeñada en pro de la Semana Santa zaragozana por la Venerable Orden Tercera de San Francisco que durante un largo periodo de tiempo organizó el acto del Descendimiento y las procesiones del Encuentro, Santo Entierro y Resurrección del Señor y que tras algunos problemas tuvo que reducir considerablemente su función, tomando mayor protagonismo la Hermandad de la Sangre de Cristo, realizando la procesión del Santo Entierro.


La Semana Santa zaragozana año tras año alcanza una mayor proyección, brillantez y un nivel de participación más elevado. Un total de 53 procesiones organizadas por 23 cofradías, en las que participan casi 15000 cofrades, recorren las calles y plazas de esta bimilenaria urbe, desde que tiene lugar el tradicional Pregón de la Semana Santa hasta el Domingo de Resurrección.


Nuestra Semana Santa presenta una extraordinaria peculiaridad como es que en su Vía Crucis esculturado, del Santo Entierro de cada Viernes Santo, los espectadores pueden asistir a la representación artística en sus pasos, de todos los momentos más importantes acaecidos durante la Pasión y Muerte de Jesucristo.










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